Los jardines de Claude Monet en Giverny

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El Clos Normand

El jardín que se extiende frente a la casa se conoce como el Clos Normand. Con una superficie de aproximadamente una hectárea, desborda de flores esparcidas a lo largo de un gran camino central. En verano, el suelo de la pasarela se llena de capuchinas que crecen y se esparcen espontáneamente. Claude Monet remodeló el jardín, eliminando los manzaneros, cipreses, arriates de bujo y píceas que allí se encontraban para crear un camino central coronado por arcos metálicos que sirven de apoyo para rosas trepadoras.

De lado y lado del camino central, Monet plantó macizos de flores que mezclan colores y variedades: rosas, capuchinas, tulipanes, amapolas rojas y orientales, junquillos, iris, peonías, narcisos, margaritas...

El artista también plantó árboles frutales en su jardín: cerezos y albaricoqueros japoneses.

Su pasión por la jardinería es una manifestación de su estilo artístico, reflejado en su manera de elaborar el jardín: combina flores de distintos tamaños y variedades para crear efectos de perspectiva y juegos de colores.

Las flores crecen libremente y sin restricciones en el jardín de la misma manera en que Monet prefería pintar: con total independencia y fuera de los códigos preestablecidos.

El jardín de agua

El jardín de agua, de inspiración japonesa, aparece en numerosos cuadros de Monet. El pintor contemplaba con fascinación los juegos de luz y de reflejos sobre el agua. La parte más importante del jardín es el estanque, que Monet decora con los nenúfares que pasan a convertirse en tema de sus pinturas a partir de 1897. Alrededor del estanque dispone plantas que evocan la vegetación japonesa, tales como bambús, sauces llorones, glicinas, lirios, peonías, maples y ginkgos biloba.

El puente japonés

El más importante de los puentes que hizo construir Monet sobre el estanque se encuentra en el mismo eje que el camino central del Clos Normand. Este puente japonés fue inspirado por las estampas que colecciona en su casa. Para mezclarse completamente con la vegetación y el entorno, el artista decide pintarlo de color verde. Fabricado en madera de haya, será una gran fuente de inspiración para las obras de Monet por el encanto de sus curvas que produce un efecto particular en la superficie del agua, por los reflejos y la luz del sol que crean una estética especial según el momento del día.

Efectivamente, durante su visita para conocer Giverny y la casa de Monet, el jardín del artista le mostrará mucho más que una bocanada de aire fresco y de naturaleza. Entrará en el universo más íntimo del mayor pintor impresionista de su tiempo.

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