La escalera de Chambord de doble revolución

En el castillo de Chambord, construido en el Renacimiento, no existía ningún ascensor en la época. Sin embargo, este palacio, joya del siglo XVI, posee un elemento arquitectónico innovador para pasar de un piso a otro. Se trata de la escalera de Chambord, dotada de dos hélices imbricadas que permiten el paso de dos personas al mismo tiempo sin que nunca lleguen a cruzarse.

Una escalera de doble hélice: la joya de Chambord

Si ya el castillo impresiona por sus dimensiones, su fachada y su parque, su atractivo principal reside, quizás, en su escalera central. Atribuida al genial inventor Leonardo de Vinci, la escalera de Chambord presenta une particularidad única en su época: dos tramos que, a modo de hebras de una hélice montadas la una sobre la otra, parecen formar un todo a ojos de un observador exterior. Sin embargo, las personas que han utilizado esta escalera confirman que se puede llegar hasta la terraza sin cruzarse jamás con otra persona que suba al mismo tiempo y ritmo. Como mucho, se puede observar a la otra persona a través de las linternas abiertas en el hueco interior de la escalera.

La escalera mágica del Castillo de Chambord

No se pierda la asombrosa escalera de doble hélice de Chambord, y no deje de sorprenderse ante la ingeniosidad de Leonardo de Vinci, artista integral y genial inventor que eligió Francia como país adoptivo. Esta curiosidad tiene, además, un interés histórico importante: el Castillo de Chambord es una de las pruebas más fehacientes del gran interés que suscitaba el Renacimiento italiano entre los reyes de Francia, que permitió abrir una vía de renovación en el ámbito de las artes en Francia.

El amor que profesó Francisco I por la arquitectura nos deja como legado hoy en día uno de los castillos más bellos del siglo XVI. Suba por la escalera de Chambord de doble revolución: en la cima, cuatro siglos de Historia le contemplan.

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