El impresionismo

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El nacimiento del movimiento impresionista

Un grupo de artistas crea un nuevo estilo de pintura

La historia del movimiento impresionista gira en torno a una serie de encuentros entre diferentes pintores en busca de su independencia artística durante la segunda mitad del siglo XIX. Si contamos los principales pintores impresionistas que formaron parte de este movimiento, como Claude Monet, Édouard Manet, Alfred Sisley, Pierre-Auguste Renoir, Paul Cézanne, Camille Pissarro y Vincent Van Gogh, una misma causa los reunió: deshacerse de los códigos estrictos fijados en aquella época por la Real Academia de Pintura y Escultura. Por esto, deciden trabajar en talleres privados, lo que les permite pintar libremente y a su manera. El espíritu del impresionismo se resume en cierta forma en una frase pronunciada por Manet: «Pinto lo que veo, y no lo que los otros quieren ver».

Edouard Manet, Olympia, 1863

Vincent Van Gogh, Autoportrait avec palette, 1889

El impresionismo es un movimiento que consiste en una nueva representación de la realidad y que marca un hito en el arte de la época. Durante los años 1850, Monet y Manet también se inspiraron de las estampas japonesas, en particular de artistas como Hokusai e Hiroshige. De hecho, ambos pintores fueron influenciados por este arte venido de Extremo Oriente y Monet llegó a poseer una colección de 250 estampas, expuestas hoy en la Fundación Monet en Giverny.

Claude Monet, Le Bassin aux nymphéas, harmonie verte, 1899

Más tarde, en la década de 1870, cuando el grupo de amigos compuesto entre otros por Monet, Manet y Renoir decide reunirse en Argenteuil, ciudad considerada como el núcleo del movimiento impresionista, éste ya había nacido como lo conocemos. 

Claude Monet, Le Pont d'Argenteuil, 1874

Édouard Manet, Argenteuil, 1874

Pierre-Auguste Renoir, La Loge, 1874

Reacciones y críticas al impresionismo

Confrontados con las negativas reiteradas de los salones oficiales y con las duras críticas de la prensa como del público de las pinturas presentadas en los años 1860, en la primer salón de las obras rechazadas por el jurado oficial, el grupo de impresionistas decide crear sus propias exposiciones. La primera de ellas fue organizada con la ayuda del fotógrafo Nadar. Sin embargo, la iniciativa es un fracaso. El público acepta con dificultad este nuevo estilo de pintura, demasiado moderno y alejado de las referencias clásicas. Desconcertado, el público encontraba que las pinturas impresionistas eran vulgares, similares a bocetos sin forma, y se burló del movimiento y de sus obras.

La primera obra considerada emblemática del movimiento es una pintura de Monet llamada « Impresión, sol naciente ».

Claude Monet,Impression, Soleil levant, 1872

Fue Louis Leroy, crítico de arte, quien utilizó la palabra «impresión» para dar un nombre peyorativo al grupo, considerando que sus obras eran inconclusas, una mera impresión lejos de la realidad. A modo de anécdota, se admite comúnmente que el grupo adoptó el nombre de impresionistas tras las críticas virulentas de Leroy.

No obstante, los impresionistas fueron respaldados por escritores, en particular por Émile Zola, quien publicó artículos en defensa del movimiento que conoció gracias a su amigo de infancia, Cézanne. Por ejemplo, en el diario l’Événement del 30 de abril de 1866, Zola declara: «escribo precisamente estos artículos para exigir que los artistas que serán indudablemente los maestros de mañana no sean perseguidos hoy. »

Durand-Ruel: una figura integral del impresionismo

El papel desempeñado por Durand-Ruel en el desarrollo del estilo impresionista es innegable. Fue gracias a él que el movimiento fue finalmente reconocido y alcanzó el éxito.

Monet conoce al marchante de arte y galerista Paul Durand-Ruel en Londres. Éste muestra mucho interés por las obras de Monet y, por consiguiente, compra varios cuadros de otros pintores impresionistas. El marchante fue una gran ayuda financiera para el grupo de artistas.

Gracias a las exposiciones que organiza Durand-Ruel en Londres, pero sobre todo Works in Oil and Pastel by the Impressionists of Paris, realizada en Nueva York en 1886 (algunos ejemplos de pinturas expuestas en Nueva York en esa época), los impresionistas ganan poco a poco el reconocimiento del público y las pinturas impresionistas son apreciadas por su justo valor. El neoimpresionismo terminará prevaleciendo sobre el impresionismo y sus artistas independientes y marcará una nueva etapa en la historia del arte.

Claude Monet, Les Deux Sœurs (Sur la terrasse), 1881

Sus principales características

Juegos de colores y de luz

Los impresionistas tienen cuidado de no mezclar los colores, sino de yuxtaponerlos empleando pinceladas rápidas que recuerdan la naturaleza espontánea de su arte. La elección de los colores enriquece las pinturas, los colores vivos y claros expresan la luz y todos los efectos que puede tener sobre los paisajes, otorgándoles así un aspecto nunca antes visto en su tiempo. Por los movimientos del paisaje visibles en los cuadros, la visión de la naturaleza es aún más inquietante y seductora. Para describir los cuadros se habla de vibraciones, de juegos de reflejos y de luz...Algunos artistas llegan hasta pintar el mismo paisaje a distintas horas del día o en diferentes estaciones para jugar con los colores cambiantes. En el Museo de los Impresionistas, podrá admirar un buen número de cuadros impresionistas. Al visitar Giverny, descubrirá el Museo de los Impresionistas, donde podrá contemplar las obras impresionistas más bellas. Entre los paisajes que marcaron la historia del impresionismo se encuentran los nenúfares y la catedral de Rouen, pintados por Monet.

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